lunes, 7 de enero de 2013

La ceguera de una renegada.



Por: Arthur González.

El pasado 01.01.2013 la multipremiada bloguera oficialista de Washington Yoani Sánchez Cordero, publico un artículo titulado “En este 2013: Razones para quedarse”. Lamentable resulta que esta supuesta mujer de éxitos tenga tan poco conocimientos de historia, de economía y de política, algo ya demostrado durante su entrevista con el destacado periodista francés Salim Lamrani.

Como si describiera un apocalipsis de la situación de la emigración cubana actual, la señora Sánchez parece que no sabe o recuerda que la población de la Isla de Cuba se conformó con la inmigración española, africana, china, libanesa, siria, polaca-judía y de muchas nacionalidades más. Quizás por su procedencia social y el lugar donde vivió hasta su juventud en un barrio cuasi marginal, no tuvo contacto con la verdadera sociedad cubana.

Para nadie es un secreto las oleadas de españoles, incrementada a partir de los años veinte, que llegaban a Cuba buscando mejoras económicas, como hacen hoy muchos europeos, incluidos jóvenes españoles hacia otros países de Europa e incluso de Asia y América latina, pues la gravísima crisis económica en que viven los hace buscar respiro fuera de casa, algo a lo que ella no está obligada por el fuerte financiamiento que recibe a través de premios inmerecidos que buscan escamotear sus servicios a la CIA y al gobierno norteamericano en su labor subversiva contra su propio país, e incluso la corresponsalía ilegal que le otorgó el diario “El País”, mientras hacer fuertes recortes de personal profesional y verdaderamente calificado.

Lo que no dice la bloguera oficialista de los EE.UU. es que Cuba desde hace 50 años padece de una guerra económica establecida en el Programa Cuba, del gobierno norteamericano de conjunto con la CIA, para evitar que el gobierno revolucionario cubano pueda satisfacer las necesidades económicas de su pueblo, algo que consta en los documentos desclasificados de los Estados Unidos; ni del programa de sabotajes a toda la economía cubana que diseñó ese gobierno desde 1962, donde contempló la destrucción de la industria eléctrica, del petróleo, del cemento, níquel, del azúcar, de la confección de ropas y calzado, más otras de menor tamaño que producían para el pueblo, algo que también está desclasificado hoy en día.

Penosa profesión ha escogido la señora Sánchez de ser la vocera del imperio yanqui, ese que asesina a personas inocentes durante los bombeos indiscriminados en sus guerras injustificadas y cargadas de mentiras con tal de ocupar países, al mejor estilo napoleónico.

Ni una palabra de solidaridad con el pueblo español o griego que si padecen desde hace años de una insalvable crisis económica que dejará sin sueños a jóvenes y adolecentes, al carecer de recursos para alcanzar un nivel profesional como el que poseen hoy los cubanos que viajan a buscar otros horizontes y que desgraciadamente pocos pueden ejercer la profesión que lograron en la Isla en otras tierras. Sería bueno que ella pudiera comprobar cómo médicos, ingenieros, abogados, economistas trabajan en bares y restaurantes en los Estados Unidos, cuidan ancianos o chapean hierba en jardines de personas que jamás tendrán la posibilidad de tener el nivel educacional de ellos, porque no pudieron pagar un carrera universitaria, mientras en Cuba no cuesta un céntimo llegar a un aula de un centro de altos estudios.

Lo que no dice la bloguera oficialista de los EE.UU. es que en la Isla se vive con limitaciones económicas pero con una seguridad social y médica que jamás tendrán los que pueden obtener una visa para viajar a otro país, algo bien difícil para los ciudadanos de a pies que no cuentan con el apoyo de la CIA o del Gobierno Yanqui.

Hoy en día en cualquier ciudad norteamericana los emigrados son la última carta de la baraja y además siempre tienen la posibilidad de morir bajo las balas de un desquiciado mental que compre libremente un arsenal de armas para asesinar a mansalva a jóvenes estudiantes.

Quizás por eso ella no sea de las que digan a dios en la escalera del avión, porque es de esas personas que dicen “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”.

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