Por Aurelio Pedroso y Manuel Alberto Ramy
LA HABANA, 10/12/2012.La noche del sábado 7 de diciembre será como
para recordar. Pocas veces la televisión suspende su programación para
dar a conocer algo de gran importancia. Miles de televidentes que
seguían la telenovela, espacio que atrapa el mayor número de
televidentes, quedaron en vilo y pasaron, sin transición, del romance a
la intriga. ¿Qué habrá ocurrido?, fue la pregunta.
Chávez había vuelto a tomar espacio en el hablar o decir de los
cubanos. Ya lo hizo durante el tenso proceso electoral que fue seguido
minuto a minuto por buena parte de la población nuestra. Ahora no
hablaba de votos, sino de las células cancerígenas que habían vuelto por
lo que debía operarse por cuarta vez. Echó mano a su crucifijo, lo
besó. También a la espada de Bolívar, que la delegó. Preparó a todos
para cualquier eventualidad con gran aplomo, como lo más natural.
“Es un hombre entero”, fue el comentario inmediato de mi vecino,
mientras un par de lágrimas discretas rodaban por la mejilla de Olga, su
esposa. Misterio de la cruz y la espada, pensé yo.
Por la mañana del domingo, y como introducción a cualquier otro tema,
no se habló de otra cosa. Desde un simple cuidador callejero de
automóviles pasando por el carretillero, que ya vocea la lechuga
navideña, el vecino de los bajos que lleva a su perro a hacer las
necesidades del día hasta un alto cargo que sorpresivamente me topé con
él cara a cara en la acera: “Del carajo... duro golpe para todos los
latinoamericanos”, me dijo. Y en la panadería todo el mundo preocupado y
echando pestes a esa terrible enfermedad, cáncer para ser más claros,
que raramente perdona…
Atravesando la isleta de la 5ta Avenida, esa por donde todos los
domingos desfilan las Damas de Blanco, varias decenas de venezolanos
radicados aquí y pertenecientes a la misión Ribas (programa educativo
para alcanzar el bachillerato), se dieron cita temprano en la mañana en
el consulado que está ubicado en esta avenida y la calle 16. Venían con
sus cantos y gritando lemas dieron vivas a su presidente hasta que
penetraron en la sede diplomática. Pude apreciar en los rostros la
inusual mezcla de dolor, rabia y esperanza. “Epa, vale, que la muerte no
puede con él”, me dijo uno de ellos. Fui a decirle algo, como que soy
solidario contigo, pero también tenía preocupaciones. La primera por el
ser humano, las demás por el proyecto político, que como la espada de
Bolívar, que forjó la unión de pueblos que la pequeñeces humanas
quebraron. (“Chávez, virtudes y defectos –no es extraterrestre ni
divinidad--, ha intentado reunir lo balcanizado en un momento especial
de la historia y con las reglas del juego establecidas…su obra está
ahí”, me comentó Ramy que compartió conmigo los andares y la escritura).
La personalidad con la que me topé, que obviamente no debo mencionar
por su santo y seña, me dijo con la mayor claridad y honestidad de este
mundo que no había “podido conciliar el sueño en toda la noche”. Otros,
sin embargo, no han sido tan dramáticos aunque gracias a las propias
palabras un tanto proféticas de Chávez desde el Palacio de Miraflores,
no ven muchas esperanzas en una nueva buena. “Dios sabe lo que hace”,
dijo en un momento y el significado de esas palabras aún nos intriga.
El panorama que se avecina no puede ser más incierto. Lo confirman
las palabras de Chávez crucifijo en mano. Sólo el tiempo, como reza la
muletilla, dirá la última. Y parece que pronto. Otra encrucijada a la
que deberán dar respuesta los propios venezolanos, en primer lugar, más
también los gobiernos y las políticas emancipadoras que se han abierto
paso en nuestra zona y articulado alianzas para tener rostro común,
empeños propios y procurando diseños novedosos .
Desde Argentina, país con una base industrial, pasando por el gigante
brasileño o la pequeña Jamaica o Cuba, todos hemos recibido beneficios
de la Venezuela emergente y solidaria. No se trata solo de Cuba, que es
de nosotros de quien más se habla al dibujarnos un futuro incierto
remitido a un pasado de estrecheces extremas vividos en los años 90, que
no volverá, por la pérdida de beneficios. No tienen en cuenta lo que
retribuye la isla dentro de un marco de alianzas estratégicas y
economías compensadas. Más de una decena de países reciben petróleo
venezolano a precios preferenciales y facilidades de pago. No olvidarlo.
Pero sí algo quedó bien claro es el temple del que está fundido el
hombre que interrumpió la novela; dijo lo que tenía que decir
serenamente y ha dejado, al parecer, bien listo el escenario para que,
caso de suceder lo peor, el daño sea lo menor posible y el proyecto
continúe. Ah, y demostró apego a su proyecto y desapego al poder.
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