Por Justo Cruz
Desde hace décadas los gobierno de turno de los EEUU en concubinato con
los Gobiernos de algunos países de la Unión Europea, sus medios pagados y sus
marionetas no se cansan de repetir que el Gobierno de La Habana le prohíbe a sus
ciudadanos viajar libremente al exterior.
Lo han repetido tantas veces que muchos hemos llegado a creernos el
cuento. Solo así podemos explicarnos la euforia con la que han reaccionado esos
propios medios después que el Estado Cubano dio la noticia sobre las reformas en
las leyes migratorias.
Las reacciones y especulaciones han sido tan aparatosas que en muchas
ocasiones sobrepasan el límite de lo absurdo.
La mayoría de los europeos están tan desinformados acerca de la realidad
en Cuba, que desconocen por ejemplo, que en Cuba la inmensa mayoría de sus
ciudadanos tienen la posibilidad de viajar.
La condición fundamental para viajar al exterior ha sido siempre
disponer de una Carta de Invitación y la solicitud de un permiso de salida, la
llamada Tarjeta Blanca.
La mayoría del pueblo de Cuba saluda la decisión de su gobierno de que a
partir de enero del 2013 éstas regulaciones serán abolidas.
No obstante no debemos dejar pasar por alto que entre los año 2000 y
2012 casi un millón de cubanos ha tenido la posibilidad de viajar al exterior lo
que significa que el Gobierno Cubano le ha otorgado el permiso de salida a
alrededor de 80.000 personas cada año. Si tenemos en cuenta que Cuba tiene una
población de 11,2 millones de habitantes, es irrisorio afirmar que el gobierno
de La Habana no le permita viajar a sus ciudadanos.
Salvo a aquellos ciudadanos que por una razón u otra el Gobierno de Cuba
se ha visto obligado a negarselo, la inmensa mayoría que ha solicitado un
permiso de salida se le ha concedido.
Sobre las razones se pudiera discutir, pero lo que sí no podemos negar
es que todos los gobiernos del mundo se otorgan este derecho, en el caso de
Cuba, en muchas ocasiones las razones sobran.
¿En qué se basan entonces estos mentecatos para afirmar que a los
cubanos no se les permite viajar al exterior?
¿Quién de nosotros, cubanos residentes en el exterior, no hemos tenido
la posibilidad de invitar a nuestros familiares a visitarnos en nuestros países
de residencia?
¿Cuántos cubanos viajan anualmente a los EEUU a visitar a sus
familiares?
¿Cuántos músicos, artistas, escritores, científicos viajan cada año al
exterior?
Ahora debemos preguntarnos:
¿Significa que como resultado de estas reformas los cubanos podrán
viajar con mayor facilidad al exterior?
¿Recibirán los cubanos a partir de ahora con mayor facilidad una visa
para viajar a Europa o a los Estados Unidos?
El que piense que sí, es un ignorante, en el sentido más amplio de la
palabra.
Ahora le toca el turno a la Unión Europea y a los EEUU. Ahora tendrán la
oportunidad de demostrarle al pueblo de Cuba y al mundo sobre las virtudes del
sistema que ellos representa.
Sí es verdad que el gobierno del Presidente Raul Castro es el culpable
de que “hasta ahora los ciudadanos cubanos no hayan podido viajar por el mundo”
como quisieran, entonces debemos dejar por sentado que a partir de enero del
2013 no habrá inconveniente para que cada cubano que posea un pasaporte pueda
recibir una visa en cualquiera de los consulados de los países europeos en La
Habana para tomar un avión rumbo a Europa, y como creen muchos incrédulos, “a
vivir bien, como Dios manda”.
Digo esto porque de la misma manera que un ciudadano alemán puede
comprarse un pasaje de avión y viajar a donde le venga en gana, ¿por qué un
cubano, un angolano o un vietnamita no puede hacer lo mismo?
Si estos demagogos del infortunio son los grandes defensores de los
derechos humanos como pregonan, entonces a partir de enero cada ciudadano cubano
tendrá el derecho de viajar a Europa, de la misma manera que un ciudadano alemán
ha tenido siempre el derecho y la posibilidad para viajar a América
Latina.
Esto sería lo lógico. Pero como las campañas mediáticas contra Cuba
carecen de toda lógica y están basadas en la mentira y en la difamación, a
partir de enero nos daremos cuenta que la doble moral de estos señores no tiene
límites y que muchos europeos y cubanos hemos vuelto a caer en la trampa de
políticas y políticos demagogos.
Nos han amodorronado con sus cuentos de benefactores cuando en realidad
no son más que buitres con aires de conquistadores.
Sería absurdo pensar que los consulados de Alemania, España o de
Inglaterra en La Habana vayan a empezar a otorgar visas a cada ciudadano cubano
que sea portador de un pasaporte de viaje. A partir de ahora ocurrirá todo lo
contrario, ya ellos estarán preparando a su personal diplomático en La Habana
para evitar a toda costa que un ciudadano cubano no deseado, logre poner un pie
en Europa.
Las leyes que regulan la emigración hacia Europa desde todos los lugares
del mundo son cada día mas crudas e injustas y por consiguiente serán cada día
menos las posibilidades de que los extranjeros “indeseables” y “desagradable”
logren poner un pie en el viejo continente.
Hace unos días me contaba una amiga cubana que la Oficina de Extranjería
en Berlín le había denegado la visa a su hija menor de edad para venir a
reunirse con ella y su padrastro alemán en Alemania.
“Nosotros no estamos obligados a darle una explicación”, fue la
respuesta dada al matrimonio por la empleada de la oficina de extranjería al
exigir los mismos una explicación.
Así es como estos trogloditas vestido de políticos interpretan eso a lo
que ellos llaman el derechos que debe tener cada ser humano de viajar o de
reunirse con sus familiares. Un ciudadano alemán no recibe una explicación de
una oficina de servicio público después de habersele denegado un derecho que
está protegido por la Constitución de su país.
De los derechos que debe tener mi amiga cubana, ni hablar.
En Europa los extranjero carecemos de todo derecho y somos tratado desde
que llegamos a los aeropuerto como ciudadanos de segunda clase. Eso, si tenemos
la suerte de recibir una visa para tomar un avión rumbo a
Europa.
Por esta razón no debemos asombrarnos si algún día llegamos por
casualidad al Aeropuerto Charles de Gaulle en París o al de Tegel en Berlín y al
bajar del avión nos vemos de pronto confrontados con sendos policías con caras
de Robocop impostándonos y atormentándonos con preguntas tales como: ¿Qué
quieres hacer a Europa? ¿con cuánto dinero dispones? ¿quién te está esperando en
el Aeropuerto?
Nos obligan a veces hasta mostrarles nuestros monederos en señal de que
disponemos de dinero para cubrir los gastos de estancia en Europa violando así
nuestra integridad física y moral.
Para estos ególatras, en muchas ocasiones, no basta que seamos
portadores de una visa para que seamos tratados como delincuentes comunes. Para
ellos no cuenta si eres un profesor universitario, un médico o ingeniero, un
deportista de alto rendimiento o un músico destacado, para ellos eres en primera
linea un posible emigrante con intenciones en quedarte en Europa y así te
tratarán.
Todos los cubanos que hemos viajado a Europa hemos vivido estas amargas
experiencias y sabemos cuales son las verdaderas intenciones de estos políticos
demagogos.
Por ésta razón considero que nosotros, cubanos residentes en el
exterior, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para informar a
nuestros hermanos en la tierra, porque ni Europa, ni los políticos europeos, son
lo que aparentan.
Si realmente queremos hacer algo por nuestros hermanos en la tierra,
envés de llegar a Cuba a comportarnos como Pachás y dárnosla de ricos y
pudientes (aunque en muchas ocasiones no seamos más que limpia baños, con todo
el respeto que se merece este trabajo) deberíamos explicarle a nuestros
hermanos que aquí la cosa no es tan fácil como les han hecho creer y que eso
de coger un avión, aterrizar en Europa y vivir bien no es más que un cuento de
un pasado que nunca existió y un futuro que está “por
venir”.
Sería una ilusión que nuestros coterraneos piensen que para viajar a
Europa basta con poseer un pasaporte de viaje.
Es denigrante que sigamos dando créditos a esas campañas mediáticas que
no hacen más que ofender el sentido común y la inteligencia de cubanos y
europeos como si todos fuéramos una partida de tontos
imberbes.
El ejemplo más actual que nos demuestra hasta que punto llega la doble
moral de los políticos europeos lo demuestra la situación en la que se
encuentran los ex presidiarios cubanos, catalogados por algunos incrédulos como
“ex presos políticos”, que “gracias” a las gestiones de la Iglesia Católica y el
antiguo gobierno del José Luis Rodriguez Zapatero tuvieron la posibilidad de
viajar a España, la “tierra prometida”. Estos señores fueron utilizados por sus
pagadores europeos en sus campañas mediáticas contra Cuba.
Algunos trabajaron para la CIA y para organizaciones terrorista de
Miami. Mientras vivían en su país no hicieron otra cosa que comportarse como
vasallos de diplomáticos y agentes al servicio de potencias
extranjeras.
A su llegada a Europa fueron presentados como trofeos de guerra para
seguir justificando políticas nefastas, bloqueos inhumanos y posiciones comunes
demagogas e injerencistas. Un año después se encuentra la mayoría en las calles
de España, abandonados a su suerte, mendigando, llorando y pataleando porque el
gobierno del Partido Popular (su eterno benefactor mientras vivían en Cuba)les
ha denegado la ayuda social y los han votado a la calle, perdiendo así toda
posibilidad de recibir asistencia médica y social. Algunos han llegado a decir
que vivían mejor en las cárceles de Cuba.
Ahora tienen la oportunidad de conocer las virtudes del sistema al que
ellos servían y del que se vanagloriaban mientras vivían en Cuba.
Esto es lo que les espera a todos esos llamados “disidente” y
“opositores” cuando lleguen a su “tierra prometida”.
Ya se darán cuenta que el capitalismo aunque pague a traidores, no
dejará nunca de despreciarlos
Esta es la realidad que también le espera a los cubanos incrédulos que
piensan que ahora podrán viajar libremente por el mundo y que “vivir afuera” es
como “ganarse la lotería”.
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