domingo, 1 de julio de 2012

Algunos apuntes sobre la neutralidad de Internet

Y. P. Fernández • La Habana

Internet es, al decir del filósofo y ensayista español Santiago Alba, al mismo tiempo una “herramienta”, un “territorio” y un “órgano”1. Probablemente sea su condición de herramienta la más discutida porque, como cualquier otra, no es buena ni mala per se, sino que depende del uso que se haga de ella. Pero su condición de herramienta unida a su condición de territorio, la imposibilitan de ser neutral. Y ese es un debate harto trascendido.
A pesar de ello, su neutralidad sigue agitándose a conveniencia como cortina de humo, cada vez que es necesario disimular las verdaderas intenciones o alcance de una acción específica en sus predios. En Internet, como en cualquier otro medio de comunicación, el uso del lenguaje marca los rumbos.
De esta manera, se vuelve imposible creer en la neutralidad de un Festival de medios digitales cuya convocatoria está firmada por alguien que gana miles de dólares, llegados desde Madrid y EE.UU. por diferentes vías, twiteando y posteando temas de una agenda dictada por intereses foráneos a la Isla harto conocida para los cubanos, y que ha sido respaldada por entidades financieras de las del capital “duro”, como el BBVA.
Se vuelve difícil, también, porque la convocatoria parte de gente como la bloguera Yoani Sánchez que ha pedido el libre uso de Internet para todos, como si fuera responsabilidad de la Isla y no del bloqueo norteamericano eso que del lado de acá conocemos como “el estrecho de banda”, nuestra poca capacidad de conectividad con el mundo. Vale aclarar además que la pequeña tropa que a su alrededor se reúne, en una asociación que pudiera nombrarse YS&Cía disfrutan de una conexión pagada desde fuera, que les permite tener versiones en varios idiomas de su blog y twitear desde sus teléfonos móviles, cosa que para el resto de los internautas cubanos resulta imposible.
Como en arremetida grupal, el Festival coincidió con una acción de un gigante de los predios digitales, Google, negándoles a los usuarios cubanos la posibilidad de utilizar Google Analytics y anunciando que “no debían haber utilizado el servicio de monitoreo de tráfico en línea porque estaban violando las disposiciones del embargo comercial de los EE.UU”. Esta justificación del vocero de Google lleva de vuelta a la condición de “territorio”. Internet es un espacio, también, para la guerra.
Una carta del Departamento de Estado norteamericano dirigida al Congreso de ese país y publicada por el diario de Miami El Nuevo Herald2, revela los destinos de los 20 millones de dólares aprobados para los programas de subversión en Cuba durante el año fiscal que termina el 30 de septiembre. De ellos, fíjense en la coincidencia de términos, cuatro millones se emplearán en un programa de “democracia digital”; 1,53 millones para “entrenamiento a distancia sobre habilidades básicas para la información tecnológica” y 700 mil dólares destinados a un programa para jóvenes que incluye “usos innovadores de la tecnología como los medios sociales”. Al decir de Roberta S. Jacobson, secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, “la prioridad de la administración Obama es ‘capacitar’ a los cubanos para que determinen libremente su futuro”3. ¿Es de extrañar entonces que nadie crea en la historia de la “disidencia de nuevo tipo” sobre enseñar a usar los medios digitales, sin intenciones políticas?
Como antes sucedió con el arte, Internet se parece al mundo real y este a su vez ha incorporado algunos de los ritmos y procesos nacidos en la Red de redes. De la misma manera que EE.UU. lleva su guerra del terror por todo el mundo, así prepara y trabaja su estrategia para la guerra digital. En marzo de este año, la revista norteamericana Wired publicó un artículo4 sobre un gran centro de espionaje electrónico que la NASA construye en el desierto de Utah a un costo de dos billones de dólares. El mega-complejo es resultado de un programa creado durante el primer mandato de George W. Bush y que debe estar concluido para septiembre de 2013. Según Wired, en sus servidores se almacenarán y analizarán todas las formas de comunicación, incluido el contenido completo de los correos privados, llamadas por teléfono celular, búsquedas en Google, así como recibos de parqueo, itinerario de viajes, comprobantes de compras, es decir, la compilación total de información y la más absoluta invasión de la privacidad, no solo de los usuarios norteamericanos, sino de todo el mundo.
Cierto es que Cuba necesita de estrategias y políticas de desarrollo del “órgano” Internet, necesario ya en el organismo de la Isla. Cierto es que estas estrategias y políticas deben pensarse desde la cultura, desde la participación ciudadana, para conseguir una presencia real en el “territorio” de la red, so pena de quedar fuera de la comunidad virtual en la que se está convirtiendo el planeta. Pero con todos los antecedentes que estos apuntes brindan, no debe descuidarse el hecho de que Internet como “herramienta”, se comporta según las manos que la utilicen.

Notas:
1- Alba Rico, Santiago: “La red, nuevo medio de lucha y el medio mismo (ecológico) en el que luchamos”. Revista La Jiribilla. Publicado en http://www.lajiribilla.co.cu/2011/n512_02/512_14.html
2- El Nuevo Herald: http://www.elnuevoherald.com/2012/06/23/1236445/eeuu-busca-romper-censura-en-cuba.html
3- Alvarado Godoy, Percy Francisco: Obama centraliza su guerra mediática contra Cuba (I). Rebelión.  Publicado en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=152144
4- Bamford, James: “The NSA Is Building the Country’s Biggest Spy Center (Watch What You Say)”. Revista Wired. Publicado en http://www.wired.com/threatlevel/2012/03/ff_nsadatacenter/all/1

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