Internet es, al decir
del filósofo y ensayista
español
Santiago Alba,
al mismo tiempo una
“herramienta”, un
“territorio” y un
“órgano”1.
Probablemente sea su
condición de herramienta
la más discutida porque,
como cualquier otra, no
es buena ni mala per
se, sino que depende
del uso que se haga de
ella. Pero su condición
de herramienta unida a
su condición de
territorio, la
imposibilitan de ser
neutral. Y ese es un
debate harto
trascendido.
A pesar de ello, su
neutralidad sigue
agitándose a
conveniencia como
cortina de humo, cada
vez que es necesario
disimular las verdaderas
intenciones o alcance de
una acción específica en
sus predios. En
Internet, como en
cualquier otro medio de
comunicación, el uso del
lenguaje marca los
rumbos.
Se vuelve difícil,
también, porque la
convocatoria parte de
gente como la bloguera
Yoani Sánchez que ha
pedido el libre uso de
Internet para todos,
como si fuera
responsabilidad de la
Isla y no del bloqueo
norteamericano eso que
del lado de acá
conocemos como “el
estrecho de banda”,
nuestra poca capacidad
de conectividad con el
mundo. Vale aclarar
además que la pequeña
tropa que a su alrededor
se reúne, en una
asociación que pudiera
nombrarse YS&Cía
disfrutan de una
conexión pagada desde
fuera, que les permite
tener versiones en
varios idiomas de su
blog y twitear desde sus
teléfonos móviles, cosa
que para el resto de los
internautas cubanos
resulta imposible.
Como en arremetida
grupal, el Festival
coincidió con una acción
de un gigante de los
predios digitales,
Google, negándoles a los
usuarios cubanos la
posibilidad de utilizar
Google Analytics
y anunciando que “no
debían haber utilizado
el servicio de monitoreo
de tráfico en línea
porque estaban violando
las disposiciones del
embargo comercial de los
EE.UU”. Esta
justificación del vocero
de Google lleva de
vuelta a la condición de
“territorio”. Internet
es un espacio, también,
para la guerra.
Una carta del
Departamento de Estado
norteamericano dirigida
al Congreso de ese país
y publicada por el
diario de Miami El
Nuevo Herald2,
revela los destinos de
los 20 millones de
dólares aprobados para
los programas de
subversión en Cuba
durante el año fiscal
que termina el 30 de
septiembre. De ellos,
fíjense en la
coincidencia de
términos, cuatro
millones se emplearán en
un programa de
“democracia digital”;
1,53 millones para
“entrenamiento a
distancia sobre
habilidades básicas para
la información
tecnológica” y 700 mil
dólares destinados a un
programa para jóvenes
que incluye “usos
innovadores de la
tecnología como los
medios sociales”. Al
decir de Roberta S.
Jacobson, secretaria de
Estado adjunta para
Asuntos del Hemisferio
Occidental, “la
prioridad de la
administración Obama es
‘capacitar’ a los
cubanos para que
determinen libremente su
futuro”3.
¿Es de extrañar entonces
que nadie crea en la
historia de la
“disidencia de nuevo
tipo” sobre enseñar a
usar los medios
digitales, sin
intenciones políticas?
Como antes sucedió con
el arte, Internet se
parece al mundo real y
este a su vez ha
incorporado algunos de
los ritmos y procesos
nacidos en la Red de
redes. De la misma
manera que EE.UU. lleva
su guerra del terror por
todo el mundo, así
prepara y trabaja su
estrategia para la
guerra digital. En marzo
de este año, la revista
norteamericana Wired
publicó un artículo4
sobre un gran centro de
espionaje electrónico
que la NASA construye en
el desierto de Utah a un
costo de dos billones de
dólares. El
mega-complejo es
resultado de un programa
creado durante el primer
mandato de George W.
Bush y que debe estar
concluido para
septiembre de 2013.
Según Wired, en
sus servidores se
almacenarán y analizarán
todas las formas de
comunicación, incluido
el contenido completo de
los correos privados,
llamadas por teléfono
celular, búsquedas en
Google, así como recibos
de parqueo, itinerario
de viajes, comprobantes
de compras, es decir, la
compilación total de
información y la más
absoluta invasión de la
privacidad, no solo de
los usuarios
norteamericanos, sino de
todo el mundo.
Cierto es que Cuba
necesita de estrategias
y políticas de
desarrollo del “órgano”
Internet, necesario ya
en el organismo de la
Isla. Cierto es que
estas estrategias y
políticas deben pensarse
desde la cultura, desde
la participación
ciudadana, para
conseguir una presencia
real en el “territorio”
de la red, so pena de
quedar fuera de la
comunidad virtual en la
que se está convirtiendo
el planeta. Pero con
todos los antecedentes
que estos apuntes
brindan, no debe
descuidarse el hecho de
que Internet como
“herramienta”, se
comporta según las manos
que la utilicen.
Notas:
- Bamford, James: “The NSA
Is Building the
Country’s Biggest Spy
Center (Watch What You
Say)”.
Revista Wired.
Publicado en
http://www.wired.com/threatlevel/2012/03/ff_nsadatacenter/all/1
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