La foto es actual, muestra la bandera nacional que ondeaba en el cuartel del Escuadrón 31 de la Guardia Rural, ubicado en Yaguajay, antigua provincia de Las Villas (actual Sancti Spíritus), el 20 de diciembre de 1958. Ese día comenzó el asedio de la ciudad y sus posiciones fortificadas, por una avanzada del Ejército Rebelde al mando del comandante Félix Torres y del capitán William Gálvez e integrada por unos 130 rebeldes.
En el territorio central del país solo quedaban en manos de la tiranía las ciudades de Santa Clara y Yaguajay. El comandante Ernesto Guevara, Che, con su columna 8 Ciro Redondo, continuaba su victoriosa campaña militar que concluiría en la capital provincial mientras el comandante Camilo Cienfuegos, jefe de la columna 2 Antonio Maceo, a la cual pertenecía el destacamento citado, culminaba con éxito la segunda batalla de Zulueta.
La tropa de Torres y Gálvez había tomado el poblado de Mayajigua el día anterior y en un rápido movimiento táctico se desplegaron sobre Yaguajay. Entonces esperaron nuevas órdenes. El día 21 llegó Camilo con otros 100 hombres, asumió el mando y comenzó la batalla de Yaguajay. El comandante rebelde fue aniquilando los focos de resistencia dentro de la ciudad y culminadas estas misiones concentró todas sus fuerzas en la toma del cuartel.
La instalación estaba ubicada en un terreno llano, sin elementos protectores para el avance de una infantería enemiga, fortificada al extremo, preparada -con suficientes armas, municiones, alimentos y agua- para resistir el ataque rebelde. Allí se atrincheraban el capitán Alfredo Abón Lee y más de 350 efectivos bajo su mando. Naves de la Marina de Guerra, ancladas en la cercanía, cubrían el fuerte con el alcance de sus cañones. La aviación batistiana era la dueña de los aires.
El ataque del Ejército Rebelde duró once días. En su transcurso se concertaron dos treguas, la primera el día 24 a petición del mando rebelde tras expulsar al enemigo de los tres puntos de defensa urbanos, después de causarles 3 muertos y tomarle 15 prisioneros, de ellos 6 heridos. Yaguajay, con excepción del cuartel, quedó en manos rebeldes. Cuando la Cruz Roja y el cura de la parroquia negociaban la tregua con el bando enemigo, producto de una confusión fue muerto el soldado rebelde Joaquín Panecas Consuegra (Panequita) y heridos el capitán William Gálvez, Ramón Morcell y Víctor Sotomayor. Al final Abón Lee se negó a aceptar la rendición.
El día 26 el oficial batistiano pidió un alto al fuego. Tras nuevas conversaciones otra vez decidió seguir combatiendo. Entonces el jefe rebelde encargó a obreros del cercano central Narcisa construir un móvil blindado a quien llamó Dragón I. Estaba dotado de un lanzallamas para incendiar el cuartel. Los ataques del tanque criollo de los días 26, 27 y 28, si bien no fueron efectivos en lo táctico si lo hicieron en lo psicológico. Después el impacto de una bazooka lo dejó fuera de combate.
Mejor resultado tuvo la acción de explotar un tren cargado de dinamita trasladado por una línea ferroviaria que terminaba detrás del reducto. Tras algunos fallidos intentos lograron hacerlo aproximarse e incendiar parte de la caballeriza y algunos almacenes aledaños.
En la tarde del 31 de diciembre, Nelson Juan Béquer González se dirigía a Yaguajay en su jeep cargado con pertrechos militares para la columna 2. En la medida de su avance, comenzó a escuchar primero unas esporádicas detonaciones de armas de fuego, pocas para un lugar donde se desarrollaba un combate de tal envergadura, después llegó hasta él un rumor y entrando al pueblo, con más precisión, una algarabía. Todo parecía indicar que ya las armas rebeldes habían triunfado.
Béquer es natural de Manzanillo, se incorporóa la lucha clandestina bajo el mando de Celia Sánchez Manduley durante los difíciles días anteriores al desembarco del yate Granma y tuvo importante participación en los preparativos para su recibimiento. A continuación apoyó las tareas de ayuda al foco guerrillero y otras del movimiento 26 de julio. Por su ocupación como viajante de la firma jabonera Sabatés se le encomendó acompañar la invasión a occidente y ayudar a las columnas en sus acciones.
Nada fácil fue avanzar con su preciosa carga entre ciudadanos y rebeldes que celebraban la conquista de la columna 8 sobre la agrupación del “Ejército Nacional”; bien visibles estaban las huellas del reciente y feroz combate. También se le dificultó mucho la tarea de encontrar a Nené López, capitán ayudante del comandante Camilo Cienfuegos, destinatario del cargamento.
Al fin lo halló en el patio del cuartel, junto al asta, cuando se disponía a arriar la bandera que ondeaba tras al menos once días, mientras a su alrededor soldados rebeldes y civiles ordenaban y contaban el armamento ocupado. Vino entonces el fuerte abrazo entre los coterráneos, viejos compañeros de la lucha contra la tiranía, de duros tiempos de combates, fuegos y duelos. Tras el anuncio de la llegada de los pertrechos el oficial arrió el símbolo patrio y se lo obsequió como recuerdo de aquella victoria.
Ya en el hogar del matrimonio de los luchadores clandestinos, Esperanza Iglesias Verdecía, la ya fallecida esposa, remendó con infinito cariño las perforaciones causadas por los impactos de los proyectiles en el símbolo nacional (que exhibe en su parte superior el letrero Ejercito 1954), y fue guardado con todo celo por la familia. Desde entonces apareció, en lugares bien visibles, durante las fechas patrias y celebraciones revolucionarias.
Hoy la decisión es donarla al Estado Revolucionario. A tales efectos, el próximo lunes 12, a las 8:30 de la mañana, el primer detective, Lic. Mitchell Pérez Bécquer, a nombre de su abuelo Nelson Juan Béquer González, hará entrega oficial, a la dirección del Museo de la Revolución, de la bandera capturada por las fuerzas de la columna 8 Antonio Maceo a la rendida tropa del capitán Abón Lee.
A partir de la victoria antes narrada, una de las más importantes de nuestras luchas libertadoras, el legendario comandante Camilo Cienfuegos fue conocido como El héroe de Yaguajay.
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