El crecimiento de 1,6 % conseguido este año es apenas un avance mínimo, «discreto», como lo calificó el ministro de Economía y Planificación, Ricardo Cabrisas, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Pero es una buena señal, después de la contracción de 0,9 % del año anterior, y de la cadena de tensiones financieras y costosos accidentes climáticos del 2017
Juventud Rebelde
digital@juventudrebelde.cu
La Habana, Cuba Autor: Abel Rojas Barallobre
¿Cuánto ha cambiado Cuba desde que emprendió el proceso de actualización del modelo económico y social hace casi diez años? ¿Mucho? ¿Poco? La respuesta puede ser tan difícil como las vallas por saltar aún en ese camino. En el escenario abundan las transformaciones, tanto como la multiplicación de actores de la economía, aunque las cooperativas maniobran experimentalmente todavía, y no sin tropiezos, y los trabajadores por cuenta propia, incluidos los más afines a formas empresariales privadas, miran cada mañana con incertidumbre por la ventana de sus negocios.
Las reglas del juego han variado con la expansión gradual de alternativas de mercado y otros pasos. Hasta en el ámbito más tradicional de las empresas estatales ensayan, entre tropiezos también, opciones de autonomía desconocidas antes. Los cambios están a la vista, pero no con fortuna similar para todos.
La lista de medidas, innovaciones y ajustes no es pequeña. Pero persiste una interrogante de cuya respuesta depende la materialización y percepción de muchos cambios: ¿cuándo despegará la economía?
El crecimiento de 1,6 % conseguido este año es apenas un avance mínimo, «discreto», como lo calificó el ministro de Economía y Planificación, Ricardo Cabrisas, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Pero es una buena señal, después de la contracción de 0,9 % del año anterior, y de la cadena de tensiones financieras y costosos accidentes climáticos del 2017.
Juventud Rebelde
digital@juventudrebelde.cu
La Habana, Cuba Autor: Abel Rojas Barallobre
¿Cuánto ha cambiado Cuba desde que emprendió el proceso de actualización del modelo económico y social hace casi diez años? ¿Mucho? ¿Poco? La respuesta puede ser tan difícil como las vallas por saltar aún en ese camino. En el escenario abundan las transformaciones, tanto como la multiplicación de actores de la economía, aunque las cooperativas maniobran experimentalmente todavía, y no sin tropiezos, y los trabajadores por cuenta propia, incluidos los más afines a formas empresariales privadas, miran cada mañana con incertidumbre por la ventana de sus negocios.
Las reglas del juego han variado con la expansión gradual de alternativas de mercado y otros pasos. Hasta en el ámbito más tradicional de las empresas estatales ensayan, entre tropiezos también, opciones de autonomía desconocidas antes. Los cambios están a la vista, pero no con fortuna similar para todos.
La lista de medidas, innovaciones y ajustes no es pequeña. Pero persiste una interrogante de cuya respuesta depende la materialización y percepción de muchos cambios: ¿cuándo despegará la economía?
El crecimiento de 1,6 % conseguido este año es apenas un avance mínimo, «discreto», como lo calificó el ministro de Economía y Planificación, Ricardo Cabrisas, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Pero es una buena señal, después de la contracción de 0,9 % del año anterior, y de la cadena de tensiones financieras y costosos accidentes climáticos del 2017.