jueves, 30 de marzo de 2017

A nosotros…Democracia, generación histórica y juventud cubanas


Por Daily Sánchez Lemus


Buena Fe ha lanzado en su nueva producción discográfica un tema que define como diálogo entre generaciones: La Tempestad. Silvio Rodríguez, el aprendiz eterno, conversa con Israel y Yoel, en lo que simboliza los sitios por los que transitan las relaciones hoy día entre la juventud cubana y sus mayores, entre la historia y el futuro que cada día se piensa y se hace.

En medio del contexto que nos ha tocado vivir figura también el momento de relevo más delicado y comprometido y que genera ya en los descreídos expectativas: en 2018 se elegirá a un presidente cubano que no será parte de la llamada generación histórica cubana.

El sistema cubano, pensado desde nuestra historia, realidad y nuestros intereses, no necesita de sumas cuantiosas para llegar a un parlamento que apostará siempre por la representación de todos los cubanos, y por escuchar lo que cada cual tiene que decir. La patria de Martí, para todos, con la confianza de ser lo suficientemente fuerte y capaz para sostenerse a pesar de las tempestades. Así se vive la realidad de estos días de rendiciones de cuentas que deberán ser mejores, y los festejos por 55 años de una organización juvenil que también se empeña en ser lo que amerita su instante. Todos conscientes de lo que tenemos y lo que falta… pero siendo nosotros los protagonistas.

Del otro lado esperan –porque han tenido que hacer eso siempre: esperar que el tiempo haga lo que ellos hubieran querido hacer- que en 2018 con las elecciones de un nuevo Presidente del Consejo de Estado y de Ministros de Cuba, comience “al fin” el cierre del propio proceso revolucionario. Si antes se extendían los ataques con la matriz de que los máximos dirigentes cubanos eran longevos y ello constituía una limitación, y se atacaba la democracia por su permanencia en puestos legítimamente elegidos por el pueblo con su sistema de elecciones, si se esgrimía como debilidad de la Revolución Cubana la ausencia de jóvenes en el poder ¿de qué se valdrán ahora para criticarla?
Para ese momento ya se ciernen nuevos planteamientos que cuestionan la capacidad del proceso de sostenerse sin la generación histórica al frente. Sin lugar a dudas,- además del tradicional aliento y la manutención de la contrarrevolución conocida- los argumentos estarán dirigidos a tocar la fibra de la historia más reciente y en función de los propios líderes que tanto criticaron, para demeritar a los que resulten electos. Podríamos ver cómo serán eje de campañas de descrédito frases como: si estuvieran Fidel o Raúl, eso no hubiera sucedido; en tiempos de Fidel eso no sucedía; los históricos lo hubieran hecho de otra forma.

Ridiculizar, restar méritos a quienes asuman a partir de ideas como “no tienen la historia, ni los valores morales ni las cualidades de quienes les antecedieron”, serán las bases fundamentales para que a partir de febrero de 2018, el pueblo cubano pueda sentir frustración e ir desmontando desde dentro el proyecto social cubano, partiendo de la base de no creer en sus nuevos líderes. Sería una forma de reconocer el papel del liderazgo de la generación de Fidel en la Revolución, y a la vez de desconocer la fuerza y el poder de un proyecto que ha hecho suyo todo un país.

La historia ha demostrado que no hay revolución sin juventud; y que la Revolución Cubana fue hecha por jóvenes que la guiaron hasta hoy siendo fieles a sus compañeros caídos en la lucha y a todo su pueblo. La continuidad está garantizada por la misma tropa renovada en el tiempo, que tiene rostros lozanos pero los mismos sentimientos; que tiene ideas novedosas para hacer de lo logrado una realidad mejor y de su tiempo. Son los mismos desafíos que tuvo la generación de los mambises, la de la Revolución de 30, la del Centenario… cada una en su momento, pero con el hilo invisible que las une y las hace continuadoras de la misma idea libertaria.

La nueva generación también ha sabido estar a la altura de su tiempo y hacer historia: la que alfabetizó, que fue a escuelas al campo, y que apostó por el desarrollo de la ciencia; que estudió; que consolidó el papel decisivo de la mujer en el desarrollo de la sociedad; que ha sido campeona en deporte y en las artes; que hizo cosecha a sangre y sudor; que supo halar parejo en los difíciles años noventa; que fue a África a luchar por la vida de sus ancestros; que vestida del color del silencio nos ha defendido de agresiones desde dentro y desde fuera… Esta generación tiene méritos suficientes y aprendió de quienes no duermen mientras en el zurrón queden semillas.

La juventud cubana tiene en 2018 el mismo camino que hasta hoy, ahora con mayor responsabilidad, pero el mismo camino. Una y otra vez habrá historia y generaciones que la honren. Con mapas de este tiempo y los anhelos de posibles maravillas, seguiremos siendo nosotros los dueños del camino, los responsables de nuestros errores y aciertos, de nuestros logros y nuevos empeños… con las generaciones de históricos cubanos siempre acompañándonos…

El futuro, si tempestuoso o tranquilo, se parecerá a nosotros, a lo más genuino que vive en nosotros de nuestra historia y de nuestras esencias humanísimas… a nosotros la tempestad, el futuro y el amor….y no desde 2018, sino desde el mismo instante en que decidimos asumir las consecuencias de tiempo que nos pertenece.

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